miércoles, 12 de agosto de 2015

CORY MACLAUCHLIN: 'Una mariposa en la máquina de escribir'

Ni excéntrico ni maldito

·    Una biografía sobre John Kennedy Toole desmonta malentendidos y tópicos


John Kennedy Toole.
John Kennedy Toole. 

Obra de culto que sigue haciendo reír a carcajadas a quien se acerca a ella, 'La conjura de los necios' es una enorme sátira que va camino de convertirse, si no lo es ya, en un clásico contemporáneo. Su autor John Kennedy Toole, continúa siendo un personaje brumoso. Muchos de los lectores de Toole tienden a ver en Ignatius Reilly el alter ego del novelista. Se trata, sin embargo, de una percepción equivocada. Un exhaustivo trabajo de investigación de Cory MacLauchlin desmonta muchos malentendidos sobre el autor.
En su biografía sobre el escritor, 'Una mariposa en la máquina de escribir' (Anagrama), McLauchlin despoja al personaje de ese halo de malditismo que siempre le ha rodeado. El biógrafo argumenta que no estamos ni ante un loco ni un deprimido, sino ante un hombre muy centrado cuando cogía la pluma. Su trastorno mental, en todo caso, fue una consecuencia de avatares desgraciados. Y la sombra de su madre, con toda su carga de frustraciones y resentimientos, tampoco ayudó a un hombre que se sentía llamado a redimir a sus progenitores.
Toole se quitó la vida en 1969, desilusionado por no encontrar editor para su novela. Si hubiera sabido la historia completa seguramente no se habría suicidado. 'La conjura de los necios', a cuya publicación se entregó en cuerpo y alma su madre Thelma, es hoy uno de esos libros que nunca pasan de moda y que sigue encontrando nuevos lectores.
Perritos calientes
Del escritor se han dicho demasiadas tonterías que sirven para caricaturizarlo como un excéntrico irredento. De acuerdo con que durante un tiempo despachó perritos calientes en un puesto ambulante y trabajó en una fábrica de pantalones, pero la realidad dista mucho del arquetipo. Era un hombre querido por sus amigos y respetado en los cenáculos académicos. No en balde, se convirtió en el profesor más joven del Hunter College, donde sus alumnos le tenían en gran estima. Por añadidura, estaba especialmente dotado para el baile, el teatro y la parodia.
McLauchlin concede que la personalidad del escritor presentaba rasgos de paranoia y esquizofrenia, pero considera imposible que un tarado alumbrase una obra que ganó el Pulitzer. Si acaso, su madre sí que ejerció una presión enfermiza. Proyectó sobre su hijo algunos de sus tormentos, y como ella no tuvo éxito en la vida, quería que su vástago triunfase a toda costa. Los padres vieron en ese niño la solución a todos los problemas, la persona que les iba a compensar de todos los sinsabores sufridos. Esas ansias por ganar acabaron costándole muy caro. Puso demasiadas esperanzas en un libro con el que pretendía resolver los problemas económicos que atenazaban a sus padres. Ese deseo por obtener reconocimiento terminara devorándole.
Escrita en Puerto Rico durante una etapa en que sirvió al Ejército, 'La conjura de los necios' gustó -con muchas reservas- al célebre editor Robert Gottlieb, aunque pensaban que «no trataba de nada». El desencanto y las recurrentes negativas de los editores socavaron fatalmente la entereza del escritor, quien un mal día conectó una manguera al tubo de escape de su coche y murió asfixiado.
Sensacionalismo morboso
La vida de Kennedy Toole había sido objeto de un par de tentativas biográficas que adolecían de imprecisiones y se decantaban por un sensacionalismo morboso. La investigación de MacLauchlin tiene la virtud de acudir a la fuentes directas y se nutre de numerosas entrevistas con amigos y familiares. Además, el libro está sustentado en la consulta rigurosa de archivos y documentos.
MacLauchlin pudo hablar con el editor Gottlieb, al que Themla Toole hizo culpable del suicidio de su hijo por no dar su consentimiento a la publicación. Pero Gottilieb, según MacLauchlin, nunca rechazó de forma tajante la obra, pero sí que estaba convencido de que necesitaba cambios profundos.
Nueva Orleans, escenario de las andanzas de su antihéroe, condicionó la existencia y la literatura de Toole. El biógrafo indaga en el estrafalario personaje y concluye que hay muchas similitudes entre el protagonista de la novela y una persona real, el profesor Bob Byrne, quien compartía con Ignatius muchas rarezas, el bigote y una irrefrenable pasión por los perritos calientes.

FUENTE:   La Verdad.es



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